Pequeños pueblos y ciudades de arte unen Toscana entre Valdelsa yValdicecina con un mundo imaginario de indiscutible encanto formado por ecos etruscos y medievales, arte contemporáneo y belleza natural: San Gimignano, con su icónico horizonte de numerosas torres, Monteriggioni, con su espectacular corona de torreones, y Volterra, un auténtico escenario de película al aire libre, destinos favoritos del turismo nacional e internacional.
En los alrededores hay mucho que hacer para pasar unas vacaciones perfectas en familia: la exuberante naturaleza de Valdelsa, formada por colinas onduladas y arroyos cristalinos, está surcada por románticos caminos blancos y antiguas vías de comunicación que hay que recorrer lentamente, y se suma al encanto de los municipios que la pueblan. Asimismo, los bosques y los insólitos paisajes humeantes que caracterizan el área de la geotermia revisten de encanto y misterio los lugares de Valdicecina.
Pasea por las antiguas calles como los peregrinos de antaño o sigue los pasos de la arqueología industrial. Jugar al escondite por los callejones de los pueblos y bajra por el río, o bien, buscar los lugares de Dante. Vivir en un pueblo medieval, descubrir las maravillas del subsuelo o subir a las torres centenarias. Sea cual sea la aventura que elijas, unas vacaciones en Valdelsa y Valdicecina están llenas de propuestas para toda la familia.
Explorar Valdelsa y Valdicecina con niños significa vivir experiencias únicas y descubrir sus elementos más auténticos
Los colores intensos y vivos caracterizan cada aventura, como el verde pastel de las colinas de Casole d'Elsa, que se pueden explorar en bicicleta de montaña o en e-bike, o el verde oscuro de los bosques de Radicondoli, donde la naturaleza "salvaje" esconde senderos que se pueden seguir en una caminata apta para todos.
El blanco es aquel cándido de las nubes, la sal y el alabastro, los tesoros de Volterra; el azul límpido de las aguas invita a descubrir Colle Val d'Elsa, sus canales y Parque Fluvial, así como las cascadas cerca de Monteverdi Marittimo, donde los senderos casi llegan al mar; azul es también el cielo de Toscana, pleno y brillante como antaño. En cada copa, el rojo del vino anticipa los sabores de la tierra y el arte de la viticultura toscana, excelencia de la mesa.
Las formas que llaman la atención hablan del equilibrio de una tierra que ofrece antigüedad y modernidad: son las líneas rectas de las Torres medievales de San Gimignano, la ciudad del preciado azafrán, y de Monteriggioni, que siempre ha sido un baluarte defensivo contra los invasores.
Son las curvas de los caminos blancos y los círculos de arte contemporáneo que pueblan la campaña de Volterra. El viento transforma los contornos de las nubes y mueve las bocanadas de vapor que se elevan desde el sugestivo Valle del Diablo, la zona humeante que se extiende entre Pomarance y Castelnuovo Valdicecina, donde la industria de las energías renovables convive con recorridos naturalísticos entre las fumarolas de bórax.
Las historias son el alma de esta tierra: narran los orígenes lejanos y hablan de los Etruscos en los museos, de los Longobardos en el marco de las abadías; la Edad Media resuena en cada piedra de los pueblos antiguos y la historia sigue viva en la Fortaleza de Poggio Imperiale en Poggibonsi, entre proyectos innovadores como el Arqueódromo, incursiones de Arte Contemporáneo como en la Fuente de Fate con las obras de Mimmo Paladino y el museo al aire libre con las muestras de Antony Gormley; las industrias, antiguas y nuevas, hablan de la era moderna, del desarrollo y de las energías renovables, al igual que las minas que aún pueden visitarse en Montecatini Valdicecina, que revelan los secretos del subsuelo. La huella de la historia más reciente se revela en los recorridos histórico - naturalísticos y en los centros didácticos que conservan la memoria de los acontecimientos que marcaron el territorio durante la Segunda Guerra Mundial.
Valdelsa y Vadicecina abarcan un trozo de Toscana donde lo emblemático se mezcla con lo insólito, la naturaleza con la tecnología industrial, lo antiguo con lo nuevo; un abanico de actividades que esperan ser experimentadas, en uno o varios días, con todo el entusiasmo de un viaje en familia.
