En busca de girasoles en Toscana

Un lugar seguro donde encontrar girasoles es Mugello, donde los campos en flor rodean las casas rurales. A poca distancia, el lago de Bilancino y la Villa Medicea di Cafaggiolo son otras paradas recomendadas para encontrar campos floridos.

Más conocida por el tabaco y los cereales, la zona del Casentino también cuenta con algunos campos de girasoles a la vista, por ejemplo no lejos de Poppi. En dirección a la costa, recomendamos Vada (Livorno) para combinar una salida rodeados de naturaleza con un chapuzón en el mar.

Cerca de Pisa, puedes explorar Vettola, Sanpiero a Grado y, de camino, tomar la salida de la autovía FI-PI-LI hacia Lavoria y Vicarello para disfrutar a tope del amarillo de las flores enmarcado en un cielo azul.

Siena es una de las zonas más visitadas por quienes buscan ciudades medievales. Lo que puede sorprender es ser recibido por un mar de girasoles. Al tratarse de un cultivo rotativo, la ubicación de estos campos varía de un año a otro, pero recorriendo las pequeñas carreteras de la Val d'Orcia asistirás a un espectáculo increíble.

Dirígete también a San Gimignano, pueblo medieval famoso por sus torres, y déjate sorprender por la alfombra dorada que te recibe cerca de Bibbiano y por los fragantes campos de lavanda. Pienza y Montepulciano son tan ricas en girasoles como en arte y belleza.

Recorre la Via Cassia entre Siena y Montalcino para contemplar más campos dorados. Las impresionantes villas que salpican la zona ofrecen variadas opciones para una sesión fotográfica. Una que no hay que perderse está justo después de la glorieta de Monteroni d'Arbia, donde un castillo, entre viñedos y girasoles, crea una imagen espectacular.

Cortona, en provincia de Arezzo, merece una parada, al igual que la Abadía de San Galgano, abadía con cipreses típicamente toscanos, antiguas ruinas y una extensa alfombra amarilla. Son lugares imprescindibles para hacer fotografías irrepetibles.

No dejes de pasar por Massa Marittima, en la Maremma, donde los girasoles crecen desde hace años. 

Desde Colle Val D'Elsa dirígete a la costa y déjate hechizar por carreteras bordeadas de pinos mediterráneos y flores en su mejor periodo. La Via Suveretana, que conduce a Suvereto, en la Costa Etrusca, está espléndidamente adornada con campos de girasoles entre verdes viñedos.

Más al sur, el Parque de la Uccellina, en Alberese (Grosseto), es otro lugar donde perderse en un mar amarillo.

Mientras vas en busca de estas maravillosas flores, recuerda el mito de Clitia y la fascinante leyenda del girasol. La joven ninfa enamorada de Apolo, dios griego del sol, lo miraba conduciendo su carro por el cielo durante todo el día. Él la rechazó y Clitia se resignó, alimentándose sólo de rocío y lágrimas. Entonces Apolo decidió transformarla en una flor dorada, el girasol, que cambia de inclinación durante el día al igual que el sol se desplaza por el cielo.