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Photo © Edisonblus
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El carácter sagrado del Chianti. Antiguas iglesias y abadías en un paisaje fascinante

Entre Florencia y Siena a lo largo de la Vía Romea Sanese, por colinas y pueblos medievales que custodian sorprendentes lugares de culto

Entre las dos ciudades, Siena y Florencia, guardianas centenarias de una inmensa belleza artística, se extiende una campiña plácida y romántica, jalonada por los contornos de colinas cubiertas de viñedos y recorrida por un antiguo camino. Desde la Edad Media, la Vía Romea Sanese ha sido el enlace principal entre las dos capitales toscanas, así como la mejor manera de emprender un viaje hacia Roma: justo antes de llegar a Siena, la ruta se junta con la Vía Francígena, que llega hasta el corazón de la ciudad del Palio. 
En la actualidad, la Romea Sanese se desarrolla en algo más de 80 km, en cuatro etapas, atravesando campos y pueblos medievales, en presencia de numerosos lugares de culto de interés histórico.

Índice
  • 1.
    Pequeñas parroquias medievales en los pueblos y el campo
  • 2.
    El gran esplendor de las iglesias mayores

Pequeñas parroquias medievales en los pueblos y el campo

Al final de la primera etapa del itinerario de la Vía Romea Sanese, nos adentramos en el municipio de San Casciano Val di Pesa, pueblo medieval vinculado a la figura de Nicolás Maquiavelo. 
Inmediatamente después de atravesar la puerta de entrada al centro histórico, nos topamos con la Iglesia Santa Maria del Prato, también llamada "della Misericordia". Se nos presenta con una fachada construida con guijarros de río y pietra serena, casi austera en su sobriedad típica del siglo XIV. El interior, reformado en estilo barroco, guarda una pequeña sorpresa: sobre el segundo altar se puede admirar un crucifijo de madera atribuido a Simone Martini, probablemente realizado para la capilla del Palacio Publico de Siena; su llegada a la iglesia de San Casciano Val di Pesa sigue rodeada de misterio hasta hoy día. El edificio también contiene pinturas de Rutilio Manetti y un segundo crucifijo, atribuido a la escuela de Donatello.

Parroquia medieval de San Donato in Poggio
Parroquia medieval de San Donato in Poggio - Credit: Federico Bogazzi

Continuando hacia el sur por el camino, se llega a la localidad de San Donato in Poggio. Aquí, con un breve desvío de la ruta, se puede visitar la parroquia medieval del mismo nombre, antiguo testimonio de la comunidad religiosa local. La presencia de la iglesia está atestiguada en un documento anterior al año mil, según parece el pueblo se construyó más tarde dada la importancia de la parroquia. La alta torre campanario, peculiar por su tonalidad bicolor, se alza sobre el panorama, mientras que los muros albergan una pila bautismal atribuida a Giovanni della Robbia

Santuario de Pietracupa
Santuario de Pietracupa - Credit: Mongolo1984

Inmediatamente después de pasar por San Donato in Poggio se encuentra el Santuario de la Madonna delle Grazie, más conocido como Santuario de Pietracupa, por el nombre de la localidad. Como muchos santuarios de Toscana, fue erigido a raíz de acontecimientos milagrosos, vinculados esta vez a la presencia de un tabernáculo con un icono de la Virgen. La construcción comenzó en 1500 y el edificio pronto fue ampliado y remodelado. Hoy, el santuario ofrece a la vista un imponente pórtico arqueado y la elegancia manierista atribuible al estilo de personalidades como Giorgio Vasari y Bernardo Buontalenti.

El gran esplendor de las iglesias mayores

Además de parroquias medievales rurales y pequeñas iglesias encastradas en pueblos, a lo largo de la Vía Romea Sanese encontramos complejos religiosos de enorme valor histórico y artístico. Un ejemplo de ello es la Cartuja de Galluzzo , en Florencia, cartuja que ocupa una posición elevada desde mediados del siglo XIV y bien merece un desvío del itinerario original.

Abadía de San Michele Arcangelo en Passignano
Abadía de San Michele Arcangelo en Passignano - Credit: Federico Bogazzi

A medio camino entre Florencia y Siena, en la campiña de Barberino Tavarnelle, la Abadía San Michele Arcangelo en Passignano se nos revela poco a poco, rodeada de una densa arboleda de cipreses cuyas puntas sólo son superadas por las torres y el alto campanario de la iglesia. El complejo milenario, conocido simplemente como Badia a Passignano, tiene su origen en la congregación monástica vallombrosiana, dirigida por su fundador, San Juan Gualberto, que vivió aquí hasta el día de su muerte. 

Además de la iglesia dedicada a San Miguel Arcángel, los espacios de la abadía incluyen el bellísimo claustro, numerosas capillas, la cripta y el relicario de San Juan Gualberto, donde también se conserva su tumba. 
Las grandes obras de modernización realizadas en el siglo XIX dieron a la estructura su aspecto actual, el de una villa fortificada más parecida a un castillo que a un complejo monástico, con llamativas torrecillas de estilo neogótico. 
La Abadía de Passignano es un lugar de inmensa belleza y gran espiritualidad, donde tomarse unos momentos de descanso antes de reanudar el camino, rodeados de la belleza de la arquitectura y de obras de arte como la Última Cena de Domenico Ghirlandaio, conservada en el refectorio.

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