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Valdinievole

Una tierra fabulosa, con el perfume de sus jardines y sus dulce productos

Valdinievole, que durante siglos ha sido un cruce de culturas, intercambios y encuentros, se extiende entre Lucca y Pistoia y cuenta con famosos balnearios termales, una  naturaleza intacta y joyas de arte y cultura reconocidas en todo el mundo.

Las exuberantes colinas tienen pueblos y castillos que, desde la llamada "Suiza de Pescia» por sus paisajes, se extienden hacia el este hasta Montalbano. En estas colinas surgieron los primeros asentamientos humanos, que durante la Edad Media alcanzaron uno de los momentos de su máximo esplendor. Es posible admirar el proceso de la construcción de "castillos" a través de las fortificaciones aún visibles que defendían todo el territorio.

Desde los bosques de castaños, pasando por el paisaje esparcido de olivos, se llega hasta el valle. De aquí emergen las aguas preciosas de Montecatini Terme, aún actualmente muy populares con sus balnearios termales situados en estructuras con una elegante arquitectura modernista. Aquí también el vapor sale de las grutas de Monsummano Terme y se extiende la reserva natural del Padule de Fucecchio. En efecto, hace miles de años, parte de este territorio estaba sumergido en el mar, que llegaba hasta la falda de la montaña Montalbano y el Padule de Fucecchio es lo que queda hoy de aquella remota época geológica.

Valdinievole es también la tierra de Pinocho, la marioneta más famosa del mundo. Aquí nació la madre de Carlo Lorenzini, el autor de esta historia intemporal. Carlo era hijo de una familia muy modesta, que trabajaba para la familia aristocrática de los Garzoni, en la pequeña ciudad de Collodi, donde Carlo tomó su seudónimo.

Valdinievole es una  tierra inspiradora. Desde siempre sus aguas, el encanto de sus paisajes, la armonía de sus colinas han relajado a los músicos, entre los cuales se distinguen Giuseppe Verdi y Giacomo Puccini, a los pintores y artistas de varias disciplinas: desde la literatura al teatro, desde el canto al cine. Una naturaleza que ha sido musa de todas las artes, y que siempre ha tenido un vínculo importante con los habitantes, que supieron aprovecharla como recurso. La zona es conocida por sus viveros, especialmente en Pescia, gracias a su original Museo del Bonsai o el perfumadísimo Jardín de los Cítricos.

Por último, no hay que olvidarse de  la excelente calidad de los productos típicos como el aceite de oliva toscano IGP, los vinos tintos y blancos, el vin santo, la delicada y sabrosa Alubia de Sorana. En cada cosa sorprende el ánimo dulce de esta tierra, como lo demuestran los exquisitos barquillos de Montecatini o los famosos brigidini de Lamporecchio, que se encuentran en todas las ferias en Italia y son los "chicchi" (las golosinas) de todos los niños de Toscana.

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