Pitigliano es un pueblo en Maremma del Sur excavado en la toba. Se encuentra en un promontorio a 313 metros sobre el nivel del mar, bordeado por verdes valles atravesados por los ríos Lente y Meleta. La forma misma del pueblo, diseñada por las casas construidas sobre un tambor de tufo verticalmente en el acantilado, hace casi innecesario el recinto amurallado.
Según una antigua leyenda, la ciudad fue fundada por dos romanos: Petilio y Celiano; de la fusión de sus nombres habría derivado Pitigliano.
Pitigliano conserva celosamente los recuerdos de su antiquísimo pasado, los testimonios de sus civilizaciones y culturas que se han sucedido aquí durante milenios, a partir de los asentamientos prehistóricos, pasando luego a las evidentes huellas Etruscas, admirables en las tumbas encontradas en el territorio y en el recinto amurallado de la ciudad, hasta los romanos cuyo paso ha dejado su nombre.
De los Aldobrandeschi, señores de Maremma durante alrededor de medio milenio, pasamos a la grandeza renacentista de la noble familia romana de los Orsini, y después de una breve presencia de Siena, fue el turno de los Medici y sus herederos los Lorena, que promovieron un notable desarrollo urbano y estimularon una importante fase de modernización.
Para los visitantes es fácil admirar la magia y el encanto de Pitigliano caminando por los antiguos callejones y, sobre todo, visitando el famoso gueto judío. El hermoso pueblo ha pasado a la historia como la "Pequeña Jerusalén" por la numerosa y activa comunidad judía que se asentó allí desde el siglo XV. Hoy puedes visitar el Museo de la Cultura Judía, la Sinagoga, así como el acceso a través de un sugestivo recorrido a la panadería donde se horneaba el pan ácimo, a la bodega excavada en la toba donde se producía el vino kosher, a la carnicería, al baño de purificación para las mujeres y a las tintorerías.
Antes de entrar en el laberinto de callejuelas se pasa por el Palacio Orsini, un imponente edificio que en origen pertenecía a los Aldobrandeschi. Fue restaurado por la familia Orsini entre los siglos XV y XVI, y hoy en día es la sede de dos museos: el Museo Cívico Arqueológico y el Museo del Palacio Orsini.
Saliendo del pueblo puedes descubrir las fascinantes vías Cave, las galerías excavadas en la roca de toba por la civilización Etrusca. Algunas superan el kilómetro de longitud y tienen paredes de hasta 20 metros de altura.
Las principales son Gradone donde se ha equipado el Museo Arqueológico al Aire Libre "Alberto Manzi" con sus dos recorridos a través de "la ciudad de los vivos" y "la ciudad de los muertos". El viaje a la antigua civilización de los Etruscos continúa en el cercano pueblo de Sorano, donde se puede visitar el Parque Arqueológico de la Ciudad de la Toba y la famosa Necrópolis de Sovana.
La riqueza del pasado de Pitigliano se refleja también en su importante producción de vino. De hecho, los viñedos de esta zona, fertilizados por la toba volcánica y humus milenario, producen uno de los mejores vinos blancos italianos: el Blanco de Pitigliano, y ha sido pionero en obtener la denominación DOC.
Sfratto de Goym es una de las especialidades que hay que probar. Un pastel de la tradición judía preparado con un fino hojaldre de harina, huevos, azúcar, mantequilla y especias, y un relleno de miel, nueces, nuez moscada y cáscaras de cítricos.
Uno de los eventos más esperados en Pitigliano es SettembreDivino: la fiesta que se celebra cada año en concomitancia con la vendimia. Durante cuatro días se abren las bodegas del centro histórico excavadas en la toba y se sirven vinos locales, platos y productos típicos, todo ello acompañado de música y entretenimientos.
