Científicos y exploradores: 5 personajes ilustres de Toscana

Imposible no empezar por Galileo Galilei: científico, astrónomo, inventor, está considerado uno de los mayores eruditos de todos los tiempos. Nacido en Pisa en 1564, pasó su infancia entre su ciudad natal y Florencia.
En 1580 se matriculó en la Universidad de Pisa, pero abandonó los estudios sin obtener ningún título. Guiado por Ostilio Ricci, se aficionó a la lectura de Euclides y Arquímedes y pronto progresó tanto que pudo dar clases particulares.
En 1589 se le asignó su primera cátedra de matemáticas, en Pisa. Paralelamente a sus actividades docentes, Galileo fundó un taller técnico en el que se fabricaban y vendían con cierto éxito compases geométricos y militares, brújulas, escuadras y otros instrumentos mecánicos, por ejemplo telescopios.
Fue en 1604 cuando empezó a apoyar la teoría heliocéntrica, basándose en sus propias observaciones astronómicas con el telescopio. En agosto de ese mismo año recibió un ejemplar de la obra de Kepler Mysterium Cosmographicum, en la que se defendía la teoría heliocéntrica sobre bases matemáticas y simbólicas, a quien respondió declarando su adhesión. Esta postura le valió la condena del Santo Oficio en 1616: fue juzgado en 1633 y obligado a retractarse de sus ideas. Pasó un breve periodo de "reclusión" en el palacio Piccolomini de Siena bajo el ala protectora del arzobispo Piccolomini. De vuelta a Florencia, pasó sus últimos años completando algunos estudios en su casa de Arcetri, donde murió el 8 de enero de 1642, para entonces completamente ciego.

Mercader y navegante, Verrazzano fue el descubridor de la bahía de Nueva York y del río Hudson.
Nacido en Greve in Chianti en 1438, vivió con su familia en una casa de Santa Croce, Florencia, pero pronto se desplazó a Lyon para empezar a formarse como navegante. 
Navegó por las aguas del Mediterráneo, llegando hasta el Atlántico Norte. Después entró al servicio de Francisco I de Francia como capitán y comandante de navío. Las hazañas de sus dos compatriotas, el florentino Américo Vespucio y Giovanni Caboto al servicio de Venecia, estimularon su naturaleza de explorador y en 1524 aceptó el encargo de dirigir cuatro naves hacia América en busca de un paso hacia el Pacífico. Finalmente partió con un solo barco, con el que llegó a Florida, viró hacia el norte e inició la exploración de la entonces desconocida costa este de Norteamérica, o Nueva Francia, hasta Terranova. Durante esta exploración entró en una gran bahía con una pequeña isla en la desembocadura de un río, la futura Nueva York. Hizo numerosas escalas y entró en contacto con los nativos americanos de la costa.
Posteriormente, Verrazzano emprendió otros dos viajes a América y en 1527 comandó una expedición a Brasil.

Hijo del notario Nastagio dei Vespucci, originario del arrabal florentino de Peretola pero residente en el distrito de Ognissanti, Américo recibió una buena educación y se le introdujo en el entorno de la familia Médicis. Tras la Conspiración de los Pazzi de 1478, Lorenzo el Magnífico confió al tío de Américo, Guido Antonio, una delicada misión diplomática en Francia: fue así como Américo emprendió un viaje a París con el encargo de ocuparse de la correspondencia. De regreso a Florencia en 1482, entra al servicio de Lorenzo di Pierfrancesco, conocido como el Popolano –primo de Lorenzo el Magnífico–, prosigue sus negocios y frecuenta círculos intelectuales.
Más tarde se trasladó a Sevilla para realizar algunas actividades comerciales y financieras, y allí conoció a Cristóbal Colón. Desde Lisboa comenzaron los viajes transoceánicos de Américo (no está claro si fueron dos o cuatro), que le llevaron a las costas de Sudamérica: realizados con fines comerciales, constituyeron importantes oportunidades de descubrimientos geográficos y antropológicos, como relata en sus famosas cartas.

El nombre de Antonio Meucci, nacido en Florencia en 1808, se le vincula a la invención del primer teléfono, el teletrófono.
Meucci asistió durante seis años a la Academia de Bellas Artes de Florencia, donde estudió mecánica, física y química, además de arte. Trabajó como aduanero en Porta San Gallo, luego en algunos teatros, entre ellos La Pergola, donde creó un teléfono acústico que aún se utiliza. La idea del teléfono –la posibilidad de transmitir el habla utilizando la electricidad– se le ocurrió en el Gran Teatro de La Habana (Cuba), pero fue en Estados Unidos donde creó un teléfono totalmente funcional. Por desgracia, debido a problemas financieros, Meucci dejó de pagar la patente y unos años más tarde Bell se apropió de la idea. 
No fue hasta 2002 cuando Estados Unidos reconoció a Meucci como el verdadero inventor del teléfono.

Astrónoma y divulgadora científica, vegetariana y amante de los animales, Margherita Hack estuvo firmemente comprometida con la lucha por los derechos civiles. Nació en 1922 en Florencia, en Via Caselli, y más tarde se trasladó con su familia a Via Ximenes. Asistió a la escuela primaria en San Gaggio y al Liceo Galileo, y pasó los veranos de su infancia en Bobolino. Durante su juventud, fue una atleta brillante. 
Descubrió la astronomía en la universidad y se licenció en Física en 1945 con una tesis sobre las Cefeidas, una clase de estrellas variables, realizando sus primeras observaciones astronómicas en el Observatorio de Arcetri.
Orientó sus actividades de investigación hacia la física estelar y emprendió una brillante carrera académica que culminó en 1964 con la dirección del Observatorio de Trieste. Fue miembro de las sociedades físicas y astronómicas más prestigiosas y trabajó en los observatorios estadounidenses y europeos más importantes. Además de textos científicos, escribió varios libros de divulgación y algunas autobiografías originales.

Los aeropuertos de Florencia y Pisa, los dos principales aeropuertos internacionales de Toscana, llevan los nombres de Amerigo Vespucci (Américo Vespucio) y Galileo Galilei.