Entre la costa del Tirreno y las Colinas Metalíferas, Monteverdi Marittimo ocupa desde hace siglos una posición privilegiada. Al borde de Val di Cecina, el pueblo es un bastión verde entre el mar azul y las piedras humeantes del Valle del Diablo, donde comienza el reino de la energía geotérmica. Tan pequeña como llena de encanto, es el punto de partida para descubrir un territorio mágico, a veces de fábula, donde la naturaleza crece exuberante, surcada por encantadores cursos de agua.
Enmarcando las atracciones de Monteverdi Marittimo se encuentra la vasta Reserva Natural de Monterufoli-Caselli, que se extiende entre el pueblo y las cercanas localidades de Pomarance, Montecatini Val di Cecina y Volterra. Encerrada entre los cursos de los torrentes Trossa y Ritasso, la reserva es un tesoro de biodiversidad: el matorral mediterráneo alberga numerosas especies animales, y en la época de floración ofrece el espectáculo de las maravillosas orquídeas silvestres, que interrumpen con manchas de color los miles de matices del bosque verde.
Los torrentes que discurren entre la vegetación crean lagos y juegos de agua, y envuelven el entorno en una atmósfera encantada. La protagonista de la reserva es quizá la Cascada de Sterza, con la que el torrente se precipita en una pequeña piscina de agua clara y tentadora, una parada ideal durante las excursiones en la estación cálida. Tampoco hay que perderse el lago de las "gargantas abiertas", donde podrás disfrutar de una vista panorámica de la costa y el mar.
Los orígenes de Monteverdi Marittimo se pierden en la lejana época longobarda, cuando el caudillo Wilfrido, que más tarde se convertiría en San Walfredo, abandonó las armas para fundar un monasterio, en torno al cual se desarrolló el primer núcleo habitado. De la abadía monástica de San Pietro in Palazzuolo hoy sólo quedan las ruinas rodeadas de naturaleza, no lejos del pueblo y accesibles mediante un agradable paseo.
Sin embargo, el verdadero corazón de Monteverdi Marittimo es la Iglesia Sant'Andrea, que conserva las reliquias de San Walfredo y es el lugar ideal para sumergirse en las callejuelas del centro histórico: desde la iglesia, de hecho, parten las "rughe", un sugestivo laberinto de callejuelas para explorar, que pasan por las calles principales del pueblo. En el pueblo, también es posible visitar el Pequeño Museo de los Paisajes, donde se puede aprender más sobre la historia local y las excavaciones realizadas en el área de la abadía (aunque el museo lo están reformando actualmente).
Durante el Siglo XIX, mucho después de la llegada de los longobardos, el territorio de Monteverdi Marittimo se transformó en un pequeño centro minero, gracias al descubrimiento de yacimientos minerales que enriquecieron el subsuelo de todo Val di Cecina. Los bosques de los alrededores revelan vestigios del antiguo ferrocarril del Siglo XIX que conectaba el minúsculo centro de Casino di Terra -ahora abandonado- con la mina de lignito de la zona. En toda la zona es posible ir en busca de antiguos centros mineros, algunos de los cuales permiten incluso adentrarse bajo tierra, como en el caso de la mina de cobre de Montecatini Val di Cecina.
Todo el Val di Cecina está esparcido de castillos, fortalezas y pueblos fortificados, en los que resuenan los ecos de siglos pasados. Un ejemplo de ello es la aldea de Canneto, no lejos de Monteverdi Marittimo, donde las casas-torre medievales recuerdan los orígenes defensivos de la zona edificada, construida alrededor del antiguo castillo.
Los pueblos de Canneto y Monteverdi Marittimo, así como todo el territorio circundante, son un destino ideal para los amantes de las actividades al aire libre, gracias a la importante red de senderos que permiten vivir intensas aventuras a pie o en bicicleta, inmersos en un paisaje fronterizo que se asoma al mar y a las tierras geotérmicas.
