
Entre sinuosas colinas, olivares y antiguas parroquias románicas se encuentra Bucine, un encantador pueblo enclavado en la verde Valdambra, uno de los valles más fascinantes del Valdarno Aretino.
El nombre "Bucine" parece derivar de la bucina, una red de pesca o caza, también representada en el escudo municipal con un león rampante que la sujeta. Los primeros vestigios históricos del pueblo se remontan a la Edad Media, con un castillo fortificado rodeado de una muralla y torres, partes del cual siguen siendo visibles hoy en día, incorporadas a las viviendas del centro. En 1564, el feudo fue confiado a Giulio Vitelli, que se convirtió en marqués.
Bucine y la Valdambra están salpicados de castillos, parroquias medievales y pueblos antiguos de piedra que narran la historia de una tierra disputada y defendida a lo largo del tiempo. En la época medieval, la Valdambra era una encrucijada estratégica entre Arezzo, Siena y Florencia. Aquí se construyeron numerosos castillos para defender el territorio y la población rural.
Hoy en día, estos lugares conservan su belleza original, ofrecen vistas encantadoras y un emocionante viaje entre el pasado y el presente.
Esta joya escondida entre las colinas, la Abadía de San Pietro a Ruoti, data del año 1000. Originalmente perteneciente a los monjes camaldulenses, fue más tarde escenario de asedios y transformaciones que cambiaron su aspecto original. Las obras de restauración le han devuelto su antiguo encanto: actualmente la iglesia, en forma de cruz latina, alberga frescos del siglo XVI y la magnífica Coronación de la Virgen de Neri di Bicci (1472). Al lado, se alza majestuoso el roble blanco centenario de Badia a Ruoti, uno de los "árboles de la memoria", símbolo de continuidad entre el pasado y el presente.
Sumergida entre cipreses de la campiña toscana, la Pieve di San Giovanni Battista de Galatrona es una preciosa parroquia medieval ejemplo de la arquitectura románica. Posiblemente fundada sobre un antiguo templo pagano, alberga tres espléndidas obras de terracota vidriada de Giovanni Della Robbia. No muy lejos se alza la Torre de Galatrona, una imponente atalaya del siglo X que domina el valle y ofrece una vista impresionante del Valdarno y la Valdambra.
A pocos kilómetros de Bucine, el Ponte de Pogi se refleja en el torrente Ambra, narrando siglos de historia. Construido en época románica, formaba parte de una importante ruta viaria. Sus cinco arcos de piedra y el paisaje que lo rodea lo convierten en un destino ideal para los aficionados a la fotografía, la pesca o el senderismo. En la colina cercana se encuentra Pogi Alta, un pueblo encantado construido en torno a una fortaleza medieval, hoy guardiana silenciosa de un pasado fascinante.
Bucine es el punto de partida ideal para los entusiastas del turismo lento: rutas de senderismo, cicloturismo y equitación atraviesan bosques de encinas, brezo y madroños. La naturaleza ofrece vistas inolvidables en cada estación, mientras que la zona ofrece excelentes productos gastronómicos como el aceite de oliva virgen extra y los vinos locales, producidos con respeto de la tradición y el medio ambiente.