El recorrido de la Vía Francígena Toscana está esparcido de lugares históricos y fascinantes, estructuras que han sido testigos de la sucesión de acontecimientos y que siempre se han dedicado a acoger a los peregrinos. Los albergues monumentales que han surgido a lo largo del itinerario de este antiguo camino europeo permiten a los viajeros adentrarse de lleno en la historia de la Vía Francígena, alojándose en monasterios, castillos y estructuras defensivas, para vivir una experiencia de peregrinación aún más profunda.
Numerosos edificios de origen religioso han acogido, a lo largo de los siglos, a los peregrinos que se dirigían a Roma.
Detrás de las murallas del Siglo XVI de Lucca, por ejemplo, se encuentra la antigua Basílica de San Frediano, conocida por el gran mosaico que colorea su fachada. En los mismos locales adyacentes a la iglesia, adosados al claustro de Santa Clara, se encuentra el albergue, una estructura de alojamiento que acoge a los peregrinos cuando entran en la "Ciudad de las 100 Iglesias".
Junto a la Parroquia Santa Maria Assunta a Chianni (no lejos de Gambassi Terme), se encuentra un albergue dedicado a acoger a los viajeros: las vigas descubiertas y los frescos que decoran los techos de las habitaciones hablan de la historia del lugar, que siempre ha sido frecuentado por los peregrinos que cruzaban la Via Francígena Toscana; la iglesia fue también la vigésima parada del Arzobispo Sigerico.
A poca distancia de las poderosas murallas de Monteriggioni se encuentra el complejo monumental de Abbadia a Isola, construido en torno a la Abadía de los Santos Salvatore y Cirino en el 1001 a instancias de la Condesa Ava. Las estructuras monásticas de la abadía, que enmarcan el hermoso claustro, actualmente son un hotel.
A poca distancia de un tramo del empedrado original de la Vía Francígena se encuentra el puente de los Medici en Ponte a Cappiano (en el territorio de Fucecchio), originalmente una estructura fortificada que servía de puesto de control, luego utilizada como centro administrativo por Cosimo I de Medici, y ahora para el alojamiento de peregrinos.
En la Plaza Duomo de Siena, frente al mármol reluciente de la Iglesia Santa Maria Assunta, se encuentra el antiguo Spedale de Santa Maria della Scala. El complejo, que en su día se dedicó a actividades de alojamiento y cuidados, es hoy un museo que, en la antigua casa de las nodrizas, tiene sede el albergue.
A lo largo de la Francigena Toscana hay muchos tipos de edificios históricos en los que puedes alojar antes de reanudar tu viaje: puedes pasar la noche en el Castillo de Piagnaro en Pontremoli, o detenerte en la Abadía de la Piedad en Camaiore o en la Abadía San Salvatore en la localidad homónima. En Altopascio, la hospitalidad de los peregrinos es una tradición que se remonta a la antigua orden monástica de los Caballeros de Tau, que acogían a los viajeros en el Spedale, garantizándoles comidas y atención médica.
Alojarse en un albergue monumental es una experiencia profunda que acerca a los peregrinos de hoy a los de antaño, sobre todo si se recorren en modo consecutivo, varias etapas de la vía: en estos casos, es recomendable contactar con los establecimientos para comprobar su apertura y disponibilidad.
