Descubriendo los tres cementerios monumentales de Florencia, verdaderos museos al aire libre
Los cementerios monumentales de una ciudad como Florencia son lugares para visitar, pues aunque no sean tan conocidos reservan sorpresas. Tres camposantos de la ciudad conservan las estatuas y sepulturas de conocidas personalidades del pasado, en una especie de galería de arte al descubierto.
Florencia, destino predilecto del Grand Tour y patria de adopción para numerosos personajes de ultramar o del norte de Europa entre el siglo XIX y principios del XX, necesitaba cementerios no católicos. El primero en construirse fue el Cimitero de Piazza Donatello o degli Inglesi, seguido por el Cimitero degli Allori junto a la carretera que saliendo de la ciudad conduce a Siena: estos se convirtieron en lugar de sepultura de muchos "florentinos de adopción". Resulta muy interesante reconstruir las historias de los personajes representados en los sarcófagos, o en las estatuas del gusto en boga en la época, que nos retrotraen al Romanticismo y al Neoclasicismo.
Católico es en cambio el Cimitero delle Porte Sante, situado bajo la Basilica di San Miniato al Monte: aquí descansan para siempre numerosas personalidades del mundo de la cultura y la política.
Una isla de paz en medio de un transitado cruce de carreteras de circunvalación: así se presenta el Cimitero degli Inglesi de Florencia.
Situado a gran altura sobre el suelo, en una loma artificial, este cementerio monumental alberga los restos de aquellos que, ingleses o no, no profesaban la fe católica. Entre 1828 y 1878 fueron enterrados aquí numerosos personajes notables, como la poetisa Elizabeth Barrett Browning, Walter Savage Landor, Fanny Trollope y también Gian Pietro Vieusseux.
El cementerio, con sus tumbas adornadas con estatuas y rodeado de árboles, con su aire romántico típico del siglo XIX, es un oasis de tranquilidad y puede visitarse, gratuitamente.
Una curiosidad: según parece, el cementerio, con su forma redondeada y sobreelevada, sirvió de inspiración para uno de los cuadros más famosos de Arnold Boecklin, La isla de los muertos. En este cementerio, que Boecklin podía ver desde su morada florentina, también fue enterrada su hija. De hecho, el artista suizo pasó desde 1894 un periodo en Florencia, donde murió en 1901, en la colina de Fiesole.
Una isla de paz en medio de un transitado cruce de carreteras de circunvalación: así se presenta el Cimitero degli Inglesi de Florencia.
Situado a gran altura sobre el suelo, en una loma artificial, este cementerio monumental alberga los restos de aquellos que, ingleses o no, no profesaban la fe católica. Entre 1828 y 1878 fueron enterrados aquí numerosos personajes notables, como la poetisa Elizabeth Barrett Browning, Walter Savage Landor, Fanny Trollope y también Gian Pietro Vieusseux.
El cementerio, con sus tumbas adornadas con estatuas y rodeado de árboles, con su aire romántico típico del siglo XIX, es un oasis de tranquilidad y puede visitarse, gratuitamente.
Una curiosidad: según parece, el cementerio, con su forma redondeada y sobreelevada, sirvió de inspiración para uno de los cuadros más famosos de Arnold Boecklin, La isla de los muertos. En este cementerio, que Boecklin podía ver desde su morada florentina, también fue enterrada su hija. De hecho, el artista suizo pasó desde 1894 un periodo en Florencia, donde murió en 1901, en la colina de Fiesole.
El Cimitero delle Porte Sante es un camposanto monumental construido en la segunda mitad del siglo XIX en una ubicación panorámica a los pies de la Abbazia di San Miniato al Monte. Abierto a las visitas, es un lugar donde se respira un aire a la vez solemne y sereno.
A partir de la década de 1870 las lápidas se enriquecieron con cruces, jarrones y estatuas, y se crearon capillas funerarias para varias familias.
El cementerio alberga las tumbas de importantes personajes públicos, activos en el mundo cultural o político de Florencia pero también conocidos mucho más allá de los límites de la ciudad. Entre ellos descansan aquí Carlo Lorenzini o Collodi, el autor de Pinocho, el escritor Vamba, Vasco Pratolini y Giuseppe Papini.
Entre los artistas figuran Ottone Rosai, Libero Andreotti y el director de cine Franco Zeffirelli. Aquí también se encuentra la tumba de la familia Vespucci.
El Cimitero delle Porte Sante es un camposanto monumental construido en la segunda mitad del siglo XIX en una ubicación panorámica a los pies de la Abbazia di San Miniato al Monte. Abierto a las visitas, es un lugar donde se respira un aire a la vez solemne y sereno.
A partir de la década de 1870 las lápidas se enriquecieron con cruces, jarrones y estatuas, y se crearon capillas funerarias para varias familias.
El cementerio alberga las tumbas de importantes personajes públicos, activos en el mundo cultural o político de Florencia pero también conocidos mucho más allá de los límites de la ciudad. Entre ellos descansan aquí Carlo Lorenzini o Collodi, el autor de Pinocho, el escritor Vamba, Vasco Pratolini y Giuseppe Papini.
Entre los artistas figuran Ottone Rosai, Libero Andreotti y el director de cine Franco Zeffirelli. Aquí también se encuentra la tumba de la familia Vespucci.
Inaugurado en 1878 por las iglesias evangélicas florentinas, sirvió para dar sepultura a los no católicos que no eran aceptados por los cementerios de la ciudad, sobre todo tras el cierre del Cementerio de los ingleses a raíz de la ley que decretó 100 metros de distancia mínima entre los cementerios y el centro habitado.
Aquí descansan muchos grandes nombres del coleccionismo y de la historia del arte: Frederik Stibbert, Sir Harold Acton, Roberto Longhi, John Pope Hennessy, Herbert Percy Horne; y artistas como el pintor suizo Arnold Boecklin, el arquitecto Leonardo Savioli y el pintor alemán Hans-Joachim Staude.
También están enterradas en el cementerio muchas mujeres artistas, intelectuales, escritoras como Oriana Fallaci, Ludmilla Assing, Jessie Taylor Hillebrand, Vernon Lee, Elizabeth Boott Duveneck, Sofia Besobrasova De Gubernatis, Dorothy Nevile Lees. Junto a ellas, muchos otros grandes nombres y también figuras menos conocidas, no menos dignas de conmemoración.
El cementerio se nos ofrece como testimonio, documento de vida, monumento de arte, verdadero museo al aire libre de piezas significativas de la escultura y las artes aplicadas de los siglos XIX y XX. Los más importantes escultores toscanos dejaron en él su huella, como Fantacchiotti, Romanelli, Betti, Costoli, Maraini, y junto a ellos escultores extranjeros que eligieron a Florencia, como Adolf von Hildebrand. Los mármoles esculpidos documentan las corrientes del lenguaje académico purista y del realismo, del Art Nouveau, del Simbolismo y del Déco, repartidas en un refinado inventario de estilos.
Inaugurado en 1878 por las iglesias evangélicas florentinas, sirvió para dar sepultura a los no católicos que no eran aceptados por los cementerios de la ciudad, sobre todo tras el cierre del Cementerio de los ingleses a raíz de la ley que decretó 100 metros de distancia mínima entre los cementerios y el centro habitado.
Aquí descansan muchos grandes nombres del coleccionismo y de la historia del arte: Frederik Stibbert, Sir Harold Acton, Roberto Longhi, John Pope Hennessy, Herbert Percy Horne; y artistas como el pintor suizo Arnold Boecklin, el arquitecto Leonardo Savioli y el pintor alemán Hans-Joachim Staude.
También están enterradas en el cementerio muchas mujeres artistas, intelectuales, escritoras como Oriana Fallaci, Ludmilla Assing, Jessie Taylor Hillebrand, Vernon Lee, Elizabeth Boott Duveneck, Sofia Besobrasova De Gubernatis, Dorothy Nevile Lees. Junto a ellas, muchos otros grandes nombres y también figuras menos conocidas, no menos dignas de conmemoración.
El cementerio se nos ofrece como testimonio, documento de vida, monumento de arte, verdadero museo al aire libre de piezas significativas de la escultura y las artes aplicadas de los siglos XIX y XX. Los más importantes escultores toscanos dejaron en él su huella, como Fantacchiotti, Romanelli, Betti, Costoli, Maraini, y junto a ellos escultores extranjeros que eligieron a Florencia, como Adolf von Hildebrand. Los mármoles esculpidos documentan las corrientes del lenguaje académico purista y del realismo, del Art Nouveau, del Simbolismo y del Déco, repartidas en un refinado inventario de estilos.