Viaje a través de historias de amor y obras de arte en la Ciudad del Lirio
El día empieza temprano, tenemos una misión: descubrir los lugares de la Florencia gay-friendly. Queremos recorrer las etapas del movimiento LGTB que han conducido Florencia y Toscana del Renacimiento al primer Día del Orgullo.
Este itinerario arrojará nueva luz sobre los lugares más conocidos, pero también desvelará rincones ocultos que merecen ser descubiertos, con la lupa de la inclusión.
La primera etapa de nuestro paseo comienza con la visita a la Basilica della Santissima Annunziata. El austero exterior aún oculta algunos vestigios de los frescos que adornaban la fachada. Pero una vez dentro, la rigidez da paso al esplendor barroco. Mármoles, estucos y pinturas nos impresionan y llenan los ojos de belleza. Nos dirigimos a la capilla mortuoria de la Basílica y, de todas las tumbas, la que más nos impresiona es la de Benvenuto Cellini.
Aquí descansa el artista de Perseo con la cabeza de Medusa, que puede admirarse en la Loggia dei Lanzi, y su historia está estrechamente ligada a la homosexualidad en la Florencia renacentista. No es ningún misterio que Florencia durante el Renacimiento era un lugar libre donde los homosexuales podían expresar su orientación sin preocupaciones. En aquella época, la palabra alemana para definir homosexual era precisamente Florenzen. La ciudad toscana parecía un auténtico paraíso gay-friendly, al menos hasta principios del siglo XV, cuando toda una serie de convulsiones sociales culminaron con la creación de los Ufficiali di Notte, una especie de policía de la moral. Hubo más de diez mil denuncias, detenciones y casos presentados ante los tribunales. Uno de ellos fue el de Benvenuto Cellini, acusado tres veces entre 1523 y 1556 de sodomía. Su culpa: haber amado a los hombres.
La primera etapa de nuestro paseo comienza con la visita a la Basilica della Santissima Annunziata. El austero exterior aún oculta algunos vestigios de los frescos que adornaban la fachada. Pero una vez dentro, la rigidez da paso al esplendor barroco. Mármoles, estucos y pinturas nos impresionan y llenan los ojos de belleza. Nos dirigimos a la capilla mortuoria de la Basílica y, de todas las tumbas, la que más nos impresiona es la de Benvenuto Cellini.
Aquí descansa el artista de Perseo con la cabeza de Medusa, que puede admirarse en la Loggia dei Lanzi, y su historia está estrechamente ligada a la homosexualidad en la Florencia renacentista. No es ningún misterio que Florencia durante el Renacimiento era un lugar libre donde los homosexuales podían expresar su orientación sin preocupaciones. En aquella época, la palabra alemana para definir homosexual era precisamente Florenzen. La ciudad toscana parecía un auténtico paraíso gay-friendly, al menos hasta principios del siglo XV, cuando toda una serie de convulsiones sociales culminaron con la creación de los Ufficiali di Notte, una especie de policía de la moral. Hubo más de diez mil denuncias, detenciones y casos presentados ante los tribunales. Uno de ellos fue el de Benvenuto Cellini, acusado tres veces entre 1523 y 1556 de sodomía. Su culpa: haber amado a los hombres.
Nuestro paseo continúa, avanzamos unos metros. Otra iglesia, la de San Marco, nos espera. Será la última del día. Esta vez, sin embargo, descubrimos una historia de amor que ha durado más de quinientos años. Una vez más nos dejamos engañar por la fachada. El interior es un suntuoso derroche de oro que contrasta con las rígidas líneas del exterior neoclásico. Miramos con admiración las obras de arte expuestas en la Basílica y por fin encontramos la placa que habla de un amor. El de Pico della Mirandola y Girolamo Benivieni. Su historia de amor está sellada en la inscripción latina:
Aquí yace Giovanni Mirandola, el resto lo conoce
incluso el Tajo y el Ganges y quizá hasta las Antípodas.
Murió en 1494 y vivió 32 años.
Girolamo Benivieni, para que después de la muerte la separación de los lugares no desuna los huesos de aquellos cuyas almas en vida se unieron al Amor, dispuso que fuera enterrado aquí mismo.
Fallecido en 1542, vivió 89 años y 6 meses
Los dos fueron amantes, Pico murió muy joven y Girolamo 50 años después. Fiel a su amado, cumplió su promesa y se hizo enterrar con él para que pudieran estar juntos para siempre. Dejamos una flor para nuestros dos amados y nos dirigimos a los Uffizi.
Nuestro paseo continúa, avanzamos unos metros. Otra iglesia, la de San Marco, nos espera. Será la última del día. Esta vez, sin embargo, descubrimos una historia de amor que ha durado más de quinientos años. Una vez más nos dejamos engañar por la fachada. El interior es un suntuoso derroche de oro que contrasta con las rígidas líneas del exterior neoclásico. Miramos con admiración las obras de arte expuestas en la Basílica y por fin encontramos la placa que habla de un amor. El de Pico della Mirandola y Girolamo Benivieni. Su historia de amor está sellada en la inscripción latina:
Aquí yace Giovanni Mirandola, el resto lo conoce
incluso el Tajo y el Ganges y quizá hasta las Antípodas.
Murió en 1494 y vivió 32 años.
Girolamo Benivieni, para que después de la muerte la separación de los lugares no desuna los huesos de aquellos cuyas almas en vida se unieron al Amor, dispuso que fuera enterrado aquí mismo.
Fallecido en 1542, vivió 89 años y 6 meses
Los dos fueron amantes, Pico murió muy joven y Girolamo 50 años después. Fiel a su amado, cumplió su promesa y se hizo enterrar con él para que pudieran estar juntos para siempre. Dejamos una flor para nuestros dos amados y nos dirigimos a los Uffizi.
La Galería de los Uffizi es una de esas experiencias que hay que vivir al menos una vez en la vida, y sabemos que una vez que entremos aquí quedaremos embelesados por la belleza de las obras de arte. No es la primera vez que visitamos la Galería y, aunque el Nacimiento de Venus y la Primavera de Botticelli son de visita obligada, nos dirigimos a la sala número 38. La estatua del hermafrodita durmiente es una copia romana de época imperial de un original helenístico del siglo II a.C. El hijo de Hermes y Afrodita duerme atrapado en un sueño milenario. A la salida de la sala del Hermafrodita, otra estatua nos roba la mirada. Pan y Dafnis cuenta la historia del hijo de la ninfa Dafne y amante del dios Hermes. La escena de la estatua representa a Pan, dios con fuertes connotaciones sexuales, empeñado en enseñar el arte de la música a su discípulo Dafnis. La tensión erótica de la estatua, también una copia romana del siglo II, es tangible.
La Galería de los Uffizi es una de esas experiencias que hay que vivir al menos una vez en la vida, y sabemos que una vez que entremos aquí quedaremos embelesados por la belleza de las obras de arte. No es la primera vez que visitamos la Galería y, aunque el Nacimiento de Venus y la Primavera de Botticelli son de visita obligada, nos dirigimos a la sala número 38. La estatua del hermafrodita durmiente es una copia romana de época imperial de un original helenístico del siglo II a.C. El hijo de Hermes y Afrodita duerme atrapado en un sueño milenario. A la salida de la sala del Hermafrodita, otra estatua nos roba la mirada. Pan y Dafnis cuenta la historia del hijo de la ninfa Dafne y amante del dios Hermes. La escena de la estatua representa a Pan, dios con fuertes connotaciones sexuales, empeñado en enseñar el arte de la música a su discípulo Dafnis. La tensión erótica de la estatua, también una copia romana del siglo II, es tangible.
Dejamos la Galería de los Uffizi y nos dirigimos al Palazzo Pitti. Aquí pasamos alguna que otra hora entre la visita al palacio y el paseo por los Jardines Boboli. Recorrer las estancias del palacio nos hace inmediatamente pensar en la cantidad de historia que han visto estos muros. Se nos representan las aventuras amorosas de Gian Gastone de Médicis, el último de la dinastía medicea. Quién sabe qué habitaciones de Gian Gastone frecuentaban sus amados, hombres de toda condición social. Aunque pasó a la historia como un gobernante perezoso, el último heredero de los Médicis fue muy ilustrado. Abolió las leyes contra las prostitutas y los judíos, dedicó funerales solemnes a Galileo Galilei y frenó los poderes de la Iglesia. Acciones todas ellas que sentaron las bases para su sucesor, Leopoldo I de Toscana. Al gran duque se debe la aceleración hacia la conquista de los derechos civiles: abolió la pena de muerte y en 1853 despenalizó la homosexualidad.
Dejamos la Galería de los Uffizi y nos dirigimos al Palazzo Pitti. Aquí pasamos alguna que otra hora entre la visita al palacio y el paseo por los Jardines Boboli. Recorrer las estancias del palacio nos hace inmediatamente pensar en la cantidad de historia que han visto estos muros. Se nos representan las aventuras amorosas de Gian Gastone de Médicis, el último de la dinastía medicea. Quién sabe qué habitaciones de Gian Gastone frecuentaban sus amados, hombres de toda condición social. Aunque pasó a la historia como un gobernante perezoso, el último heredero de los Médicis fue muy ilustrado. Abolió las leyes contra las prostitutas y los judíos, dedicó funerales solemnes a Galileo Galilei y frenó los poderes de la Iglesia. Acciones todas ellas que sentaron las bases para su sucesor, Leopoldo I de Toscana. Al gran duque se debe la aceleración hacia la conquista de los derechos civiles: abolió la pena de muerte y en 1853 despenalizó la homosexualidad.
Terminado el recorrido, nos dirigimos a Santa Croce, pasando por Plaza de la Señoría. En el Salón del Palazzo Vecchio actualmente se celebran las uniones civiles y también es dónde termina el Orgullo Gay. En nuestro camino nos encontramos con muchas de las obras de arte callejero que abundan en el centro de Florencia. Una vez llegados a la pequeña gay streeet decidimos parar en uno de los bares de Borgo Santa Croce, nuestro paseo termina con un spritz y nuevos amigos que conocer.
Al final de este día en el centro de Florencia nos damos cuenta de hasta qué punto la historia de la ciudad ha dado forma a la Toscana de hoy, una de las regiones más gay-friendly de Italia, si pensamos en las playas y locales de Versilia y en la historia del primer día del orgullo italiano, que tuvo lugar en Toscana, en Pisa.
Terminado el recorrido, nos dirigimos a Santa Croce, pasando por Plaza de la Señoría. En el Salón del Palazzo Vecchio actualmente se celebran las uniones civiles y también es dónde termina el Orgullo Gay. En nuestro camino nos encontramos con muchas de las obras de arte callejero que abundan en el centro de Florencia. Una vez llegados a la pequeña gay streeet decidimos parar en uno de los bares de Borgo Santa Croce, nuestro paseo termina con un spritz y nuevos amigos que conocer.
Al final de este día en el centro de Florencia nos damos cuenta de hasta qué punto la historia de la ciudad ha dado forma a la Toscana de hoy, una de las regiones más gay-friendly de Italia, si pensamos en las playas y locales de Versilia y en la historia del primer día del orgullo italiano, que tuvo lugar en Toscana, en Pisa.