La Val d'Orcia es el increíble resultado de un estrecho vínculo entre la naturaleza y el hombre, una mezcla perfecta de tierras yermas y colinas onduladas cubiertas de viñedos y olivares, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
La riqueza de esta tierra abarca sus elementos naturales: aguas termales que han modelado la geografía desde tiempos remotos, perfectas para unas vacaciones regeneradoras.
Los etruscos ya conocían las propiedades curativas de los manantiales de Bagno Vignoni y más tarde fueron los romanos quienes aprovecharon sus propiedades beneficiosas. Una gran piscina rectangular es el encantador marco que adorna el centro histórico del pueblo: aquí fluyen las aguas termales, con los principales monumentos, como el pórtico de Santa Caterina y la Iglesia de San Giovanni Battista, a la vista. De noche, los vapores que se elevan desde la Piazza delle Sorgenti envuelven el pueblo con un manto de niebla muy sugestivo.
En Bagno Vignoni, se pueden tomar baños y curas termales en los tres balnearios del pueblo: Terme Spa & Resort, situado en la plaza central, Terme Hotel La Posta, con piscinas cubiertas y al aire libre, y Terme Hotel Adler, con la maravillosa Grotta Salina.
En las laderas del Monte Amiata hay un pequeño centro termal, donde las aguas sulfurosas, ricas en carbonatos, forman cascadas de agua calcárea en la sombra de densos bosques. En Bagni San Filippo, municipio de Castiglione d'Orcia, destaca la Balena bianca (Ballena blanca), una cascada de aguas termales que con los años han originado espectaculares depósitos de piedra caliza blanca. No está permitido bañarse en sus inmediaciones ni subir a la cascada, pero a lo largo del sendero que bordea el cauce del arroyo se pueden encontrar pozas en las que zambullirse y disfrutar del lugar con relax total.