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Vivero de peces de Santa Fiora

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Barrios, calles y plazas

La gran belleza del Vivero de peces en el pueblo del agua: un lugar encantador del cual enamorarse

Existe un lugar encantador en Santa Fiora, en las laderas de la Montaña Amiata, que encierra en un entorno natural un espléndido escenario para una refrescante excursión fuera de la ciudad: el Vivero de peces de Santa Fiora.

Es un embalse creado inicialmente para el cultivo de truchas en la época medieval durante la dominación de los Condes Aldobrandeschi; hacia la mitad del siglo XV formó parte de su noble jardín con la llegada de los Sforza y luego, en el siglo XIX, se convirtió en la estructura que se presenta actualmente en un agradable parque de estilo inglés. 

Aquí crecen pinos, abetos blancos, cipreses, magnolias, encinas, robles, cedros y castaños que vuelven fresca y sombreada la permanencia en el parque, adornando también con varias especies de flores.

El Vivero de peces en Santa Fiora
El Vivero de peces en Santa Fiora - Credit: Ambito Turistico Amiata

El castillo de los Aldobrandeschi y los palacios de los Sforza rodean el tramo de agua del Vivero de peces como un marco alrededor de un cuadro, creando vistas ideales para ser inmortalizadas en nuestros recuerdos y en fotografías únicas. Santa Fiora posee un extraordinario patrimonio ambiental, paisajístico e histórico en el parque monumental, en el Jardín del Cuidador y en el parque público del Vivero de peces, basando su fuerza en un elemento maravilloso: el agua.

Conocido como el "Pueblo del Agua", que no sólo recoge las aguas del río Fiora, sino que llega también hasta sus manantiales. Conocida también como la "pequeña iglesia de la Piscina" por su cercanía al Vivero de peces la Iglesia de la Madonna della Neve custodia numerosos frescos, pero su peculiaridad está en el pavimento: durante algunos trabajos de restauración se descubrió una calle pavimentada donde en la antigüedad se encontraban edificios probablemente relacionados con el uso del agua, como laboratorios de alfarería o tintorerías, porque por aquí pasaban los manantiales del río Fiora.

Todo esto es visible gracias a los cristales del pavimento de la iglesia, que dejan abiertas las ventanas de un antiguo mundo subterráneo, hecho de hallazgos arqueológicos muy interesantes, como la base de un puente o una serie de redes hidráulicas para la regulación de las aguas de manantial.

Santa Fiora es un refugio donde perderse, es un rincón mágico hecho de naturaleza e historia, un sitio para vivir pequeñas, grandes y relajantes aventuras.