La Catacumba de Santa Mustiola es una de las tres catacumbas de Toscana, junto con la de Santa Caterina y aquella de la Isla de Pianosa, esta última cerrada al público. La tumba, dedicada a la mártir cristiana Mustiola, se encuentra a pocos kilómetros de Chiusi y data del Siglo III. Fue descubierta durante las excavaciones realizadas en la primera mitad del Siglo XVII por un grupo de monjes franciscanos que se ocupaban de construir un pozo cerca de su monasterio, situado en la colina adyacente, no muy lejos de donde se encontraba la basílica dedicada a Santa Mustiola.
La catacumba, situada en el camino hacia el Lago de Chiusi, está excavada en la arenisca de la ladera de una colina, y consiste en una serie de túneles que se ramifican desde la entrada principal; ésta, a su vez, conduce a una pequeña basílica, un fascinante lugar de culto de los ritos cristianos arcaicos.
Dos arterias principales presentan una serie de símbolos y grabadosen sus paredes; las tumbas que se encuentran allí son principalmente lóculos y arcosolios, es decir, nichos coronados por un arco de medio punto destinados a albergar sarcófagos, típicos de las catacumbas romanas. Dentro del complejo de catacumbas de Santa Mustiola, destaca por su particularidad un arcosolio polisómico, destinado a albergar los cuerpos de varios difuntos.
En la catacumba se encuentra una cripta con un altar y numerosas inscripciones, entre ellas una que hace referencia a Lucio Petronio Dextrus, primer Obispo de Chiusi, fallecido en la primera mitad del Siglo IV. La cantidad de material epigráfico hallado en su interior ha llevado a los estudiosos a creer que el complejo de catacumbas fue utilizado como lugar de sepultura durante aproximadamente ciento cincuenta años, desde el Siglo III hasta principios del Siglo V.
La catacumba parecería ser el lugar donde fue enterrada originalmente Santa Mustiola, hoy patrona de Chiusi, cuyo culto comenzó en el Siglo IV y al que se dedicó una basílica en el Siglo V, que fue destruida y reconstruida varias veces hasta su demolición definitiva en el Siglo XIX. Sus restos fueron trasladados al interior de la Concatedral de San Secondario, donde se puede admirar el cenotafio de la santa.
