
Durante siglos, los pisanos han hecho coincidir el fin de año con la fecha del 25 de marzo, cuando a las 12 del mediodía, un rayo de sol, que se filtra a través de la vidriera del Duomo de Pisa, golpea una zona cercana al Púlpito de Giovanni Pisano.
Pisa es, por tanto, la primera ciudad del mundo en celebrar el año nuevo nueve meses antes del calendario oficial.
Según el antiguo cálculo del tiempo, el 25 de marzo es el comienzo del calendario cívico pisano. Un cálculo que se mantuvo vigente hasta 1749, cuando se unificó el calendario pisano -por decreto del Gran Duque Francisco I de Lorena- con el calendario gregoriano.
Cada año se celebra un Cortejo Histórico que llega a la Catedral, donde se celebra la Misa y la solemne proclamación del Año Nuevo pisano.
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