Vaiano

Te aconsejamos visitar en el pueblo la Abadía San Salvatore (como también el Museo adyacente), apreciable iglesia de origen longobarda que formó parte de un importante monasterio y que se encuentra en el corazón del pueblo. 

Los amantes de la arquitectura religiosa no pueden dejar de visitar el portal de la hermosa Iglesia de los Santos Giusto y Clemente. 

También digna del Renacimiento es la Villa Mulinaccio, que ahora es de propiedad del municipio. En el pueblo se encuentra el Centro de Documentación Histórico-Etnográfico de Val di Bisenzio, con un importante archivo fotográfico y de fuente oral.

Vaiano se encuentra en el corazón de Val di Bisenzio, es decir, el valle que se extiende desde la zona de Prato hasta los Apeninos Toscano-Emilianos, entrando sólo parcialmente en el área florentina.

Estamos en un territorio rico en bellezas, tradiciones y sabores. Por ejemplo, Vernio es un municipio disperso con un territorio predominantemente montañoso, caracterizado por arroyos y bosques: un destino veraniego ideal para los que buscan el relax y el contacto con la naturaleza. 

En el área de Prato, se permanece fascinado de Cantagallo, una tierra cubierta de bosques de hayas y castaños, frecuentado por ciervos. Por esta razón, el pueblo es un punto de partida perfecto para las excursiones de senderismo en las montañas. De hecho, la Reserva Natural de Acquerino-Cantagallo también se encuentra en estas alturas.

Una época ideal para visitar Vaiano puede ser febrero, el periodo del típico Carnaval Tradicional con el desfile de los Carros Alegóricos. En el evento, cada año se ve un desfile de cinco carrozas, asociados a otras tantas clases de Escuelas Primarias, y un carro de las Escuelas Secundarias. La última noche, según la tradición, se incendia el carro del Rey Carnaval y se proclama el carro ganador.

En Vaiano, como en toda la zona de Prato, siempre se ha transmitido una verdadera cultura de la repostería. De hecho, aquí se elaboran muchos tipos de biscotes, cuyas recetas se honran de generación en generación. Basta con pensar en los zuccherini (con sabor a anís) y en los Sassi de Calvana, dulces blandos que, según el gusto, pueden llevar harina de castañas, piñones, pasas y vin santo, avellanas, aceite de oliva o fruta confitada con limón.