En el punto donde el río Comano desemboca en Sieve, surge el pueblo Dicomano. La variedad es la característica más importante del paisaje circundante: hay escenarios típicos de la montaña, específicamente de Mugello, así como aspectos del fondo del valle, típicos de Val di Sieve. En Dicomano las alturas de los Apeninos descienden hacia las colinas dejando, en la ladera, bosques muy verdes de hayas, robles y castaños. En los reflejos de las campañas se pueden ver por alrededor caseríos o villas antiguas, entre algunos olivares e hileras de viñas. Fue a través del trabajo secular del hombre que este territorio muestra ciertos rasgos indelebles que hoy podemos admirar. Aquí, los elementos artísticos y arquitectónicos se fusionan a los del entorno natural.
Entre los sitios de interés se encuentra la antigua Parroquia Santa María que presenta una estructura románica del siglo XII, típica de la campaña florentina. Se conservan importantes obras, como una terracota vidriada policromada del siglo XVI atribuida a los Santos en Buglione, el púlpito de piedra y varios óleos sobre madera de la escuela de Ghirlandaio. La curiosidad de la Parroquia es el relicario de la rectoría, que contiene las cenizas y la sangre de Santa Hilaria. Otro edificio religioso para visitar es el Oratorio Sant'Onofrio, uno de los ejemplos más sorprendentes del neoclasicismo italiano.
Dicomano es también un lugar con acontecimientos antiquísimos, con vestigios de la civilización etrusca. El Museo Arqueológico conserva hallazgos prehistóricos y etruscos de las zonas de Mugello y Valle del Sieve y talleres bien cuidados. Igualmente apasionante es viajar al pasado a través de las excavaciones arqueológicas de Frascole, donde se han encontrado los cimientos de la antigua Iglesia San Martino y la de una estructura que, con toda probabilidad, era una fortificación defensiva etrusca.