La historia de uno de los más originales (y condenados) artistas del siglo XX, inicia en la ciudad de Livorno. Aquí es donde nació Amedeo Modigliani (llamado Dedo, o Modí) en el 1884, y fue también donde dió sus primeros pasos, como hombre y como artista. Livorno de Modigliani es uno de los centros económicos italianos más importantes de finales del siglo XIX, principalmente gracias a su puerto.
Te llevamos a Livorno para buscar sus lugares, en parte desaparecidos para siempre, en parte completamente cambiados por el tiempo y la historia. ¡Una "excusa" para una exploración diferente e inusual de esta bella y "divertida" ciudad toscana!
En esta casa grande y acogedora, nació Amedeo Modigliani el 12 de julio de 1884. Aquí realizó sus primeros estudios. Hoy la casa es un museo que muestra documentos y fotografías de la vida del artista.
El estudio de Guglielmo Micheli, un pintor post-Macchiaioli, era una gran habitación con grandes ventanas, en la planta baja de la Villa Baiocchi.
Modigliani se matriculó en la escuela a finales del 1898 y aquí se encontró con otros futuros artistas con quienes, a menudo, pasaba el tiempo dibujando paisajes; un tema que Modigliani odiaba y que luego evitaría durante el resto de su vida.
La villa fue arrasada durante un bombardeo en el 1943 y ahora, en su lugar, hay un edificio reconstruido, sede de una pensión religiosa.
Fundada en el 1861, sigue siendo la institución educativa más prestigiosa de la ciudad.
Desde el 1908, la Cafetería Bardi se convirtió en un punto de encuentro para artistas, académicos, políticos, filósofos y músicos, de Livorno, de Italia y del extranjero. Modigliani asistió asiduamente a ella durante su regreso a casa, en los años 1909 y 1913. El lugar fue cerrado en el 1927 y, después de permanecer abandonado durante años, actualmente el edificio es una tienda.
En el siglo XVI los Medici decidieron que el puerto de Livorno se convertiría en el puerto de Toscana y, por ese motivo, reconstruyeron el centro de la ciudad, rodeándolo con una serie de canales (Zanjas). A lo largo de uno de estos canales, en el verano del 1913, tuvo lugar uno de los episodios más confusos de la vida de Modigliani.
La historia fue contada por uno de los amigos fotógrafos de Modigliani: Dedo sacó una cabeza tallada en piedra, la envolvió en papel de periódico, esperó la opinión de sus amigos, quienes se rieron, y sin decir una palabra, arrojó la escultura a la zanja.
En la misma Parada de los Holandeses, durante una investigación llevada a cabo en el 1984, se encontraron tres cabezas, pero eran falsas y resultaron ser una broma sensacional inventada por algunos estudiantes a expensas de los más famosos expertos en arte.
En esta calle, junto al mercado central (una bella estructura del siglo XIX), Modigliani alquiló una gran habitación para utilizarla como estudio durante su permanencia en Livorno. El lugar recuerda la memoria de las legendarias "cabezas perdidas de Modigliani". Se dice que, por sugerencia de algunos amigos divertidos, Modigliani, antes de regresar a París, tiró algunas esculturas en la zanja cercana.
Sin embargo, en el 1991 un hombre afirmó que poseía algunas esculturas, dejadas a su tío por Modì, antes de partir hacia París. Después de muchas vicisitudes, las esculturas se guardan ahora en una caja fuerte, mientras que el Estudio de Modigliani fue destruido durante la Segunda Guerra Mundial y actualmente en su lugar se encuentra un edificio moderno.
A lo largo del Fosso Reale (un canal) y de las calles del centro antiguo de la ciudad, Modigliani caminaba en compañía de su querido abuelo, Isaac, pasando días enteros hablando de historia, filosofía, libros y jugando al ajedrez junto al mar.
Artículo original de Leila Firusbakht
