En el centro histórico de Castelfiorentino, junto al Santuario dedicado a Santa Verdiana –figura simbólica y espiritual para la comunidad local– se encuentra el Museo de Santa Verdiana, un tesoro de arte sacro donde se entrelazan historia, fe y belleza.
Inaugurado en 1999, el museo surgió a partir de una colección de obras iniciada ya en la década de 1950 e incrementada con la histórica muestra "Arte en Valdelsa" en 1963. El proyecto museístico ha sido apoyado a lo largo del tiempo por personalidades como el cardenal Silvano Piovanelli y Don Marco Viola, en colaboración con superintendencias culturales, especialmente con Antonio Paolucci.
Ubicado en el interior del Casalone, una antigua estructura rústica adyacente al santuario y unida a él por un pasadizo interno, el museo está diseñado para exponer obras no sólo de la propia iglesia, sino también de numerosas parroquias e iglesias medievales del territorio de Castelfiorentino. La mayoría de las obras expuestas son pinturas, adornos litúrgicos y exvotos ofrecidos a lo largo de los siglos en homenaje a la patrona.
La exposición se distribuye en dos plantas y cuatro salas, subdivididas por épocas y tipologías artísticas: pinturas sobre tabla, esculturas, manuscritos iluminados, vestimentas y refinados objetos de orfebrería.
Al entrar, el visitante es recibido por obras maestras de los siglos XIII y XIV. Entre las obras más valiosas se encuentra la Virgen con el Niño atribuida a Cimabue, de la Colegiata de los Santos Lorenzo y Leonardo, emblema de la transición de la rigidez bizantina a la nueva sensibilidad gótica. Junto a ella, la Cruz pintada por Corso di Buono, la tabla con fondo de oro que representa a Santa Verdiana, obra de un maestro sienés anónimo del siglo XIV, y la espléndida Virgen con el Niño de Taddeo Gaddi, discípulo de Giotto.
La visita continúa con una sección dedicada a los manuscritos iluminados –del siglo XIII al XVIII–, testimonio de una devoción culta y refinada. Le siguen salas dedicadas a la pintura florentina entre el siglo XV y el XVI, donde destacan obras de Francesco Granacci, Rossello di Jacopo Franchi y Alesso di Benozzo, así como una colección de esculturas que incluye una Virgen con el Niño de mármol de principios del siglo XVI.
En la planta superior se encuentran las secciones dedicadas al mobiliario sacro, los ornamentos litúrgicos y la orfebrería, con cálices, píxides, cruces de procesión y ostensorios procedentes del santuario o encargados por familias nobles florentinas. Objetos preciosos, a menudo realizados en talleres florentinos, que relatan una profunda conexión entre la devoción popular y el arte sacro.