El molino de la aldea de Torniella se encuentra en un excelente estado de conservación y consta de un edificio rectangular, construido en dos niveles, y de un sótano en el que se pueden apreciar los dos arcos de descarga del agua que se transportaba al interior para el funcionamiento de los mecanismos de molido. El edificio, que permaneció en uso hasta mediados del siglo pasado y que posteriormente fue abandonado, ha sido restaurado y se ha convertido en la sede de un pequeño museo, memoria de una actividad que siempre ha caracterizado el territorio de Roccastrada.
El edificio, construido íntegramente en piedra de la zona y de planta rectangular, conserva una entrada principal formada por una puerta de arco rebajado. A ello hay que añadir dos elementos de cinco lados que actúan como cuñas de base, colocados exactamente entre las jambas y la primera cuña del arco. No idénticos y asimétricos entre sí, estos dos elementos muestran que probablemente los canteros los hicieron directamente en el lugar, para adaptar el arco a las medidas de las dos jambas. Un elemento constructivo de este tipo, ausente en los dos arcos de medio punto del sótano utilizados para descargar el agua en la zanja de enfrente, se identificó también en algunos arcos similares al de Roccatederighi, y en el castillo de Montemassi.
Una última observación se refiere a la riqueza cromática del tipo de traquita utilizado en la construcción del molino, aparentemente sin un criterio preciso, con matices que tienden a tonos rojizos o anaranjados, que quizás se pueden atribuir a una presencia más masiva de depósitos ferrosos en las inmediaciones, cuando el color predominante de la traquita que componía los monumentos del centro de Torniella era de un tono grisáceo homogéneo.
A la izquierda de la fachada principal del molino, sobre su lado sur, se encuentran los restos en ruinas de las instalaciones para trabajar el hierro.