Por Olivastra en bicicleta Gravel
La Conca d'Oro es una de las partes menos conocidas de Amiata: atravesada por el río Ente y sus afluentes, desciende ligeramente desde Castel del Piano y Seggiano hasta el río Orcia. En medio encontramos de todo: castaños seculares, olivos, viñas, arroyos, granjas, ruinas romanas, iglesias milenarias, puentes medievales, caballos de palio y castillos renacentistas.
Partiendo del antiguo pueblo de Castel del Piano, se sigue el antiguo camino que recorrían mulas y carros para descender a los viñedos u olivares del valle. Entre un arroyo y otro, empiezan a aparecer granjas y villas, testimonios del rico pasado agrícola de la zona. De repente, con un poco de atención, aparecerá una iglesia a la derecha: es la antigua Parroquia de Santa Flora al Noceto, rodeada de castaños. Esta alberga los antiguos restos de una villa romana, justo detrás de la capilla.
Descendiendo un poco más podremos encontrarnos con algunos caballos pastando: aquella blanca ganó en el Palio de Siena y ahora disfruta de un merecido descanso. El descenso está a punto de terminar, en medio del bosque llegamos a una curva que nos hace pasar de los castañares a los olivares a través del puente medieval que, aún hoy en pie, abre la vista de Montegiovi, mencionado por Cecco Angiolieri y visitado por Santa Catalina de Siena. A partir de aquí, se abre el dominio del olivar.
Una vez arriba del pueblo para disfrutar de la magnífica vista sobre toda la Conca d'Oro y respirar ese sabor de antaño, descendemos para pasar el Ente y acercarnos a Seggiano. Aquí abundan los olivos que responden al nombre de Olivastra Seggianese, el cultivar típico de la zona. Además de ellos, el Castillo de Potentino, que se alza en medio del valle, es un ejemplo perfecto de arquitectura renacentista. De ahí a Seggiano es un instante.
La última parte de la subida es dura, es cierto, pero abre la puerta al centro histórico de Seggiano, donde el tiempo parece haberse detenido. Recorrerlo en bicicleta será muy divertido, descubriendo un atisbo tras otro y entre la curiosidad de las ancianas del lugar.
Tomando la carretera de vuelta a Castel del Piano, hay un pequeño desvío: en la plaza de "La Fonte", se gira a la derecha y, tras unos metros, aparecerá la magnífica Iglesia Madonna de la Caridad, única en su género en Toscana (al fin y al cabo, fue realizada por artesanos suizos en el Siglo XVI). Desde allí, un camino retoma la carretera provincial que primero se adentra en los olivares y luego, en el edículo de la Madonna del Dragón, vuelve entre los castaños antes de regresar a Castel del Piano.