El Museo del Cristal de Colle di Val d'Elsa es el único de este tipo en Italia y, tras su apertura inicial en 2001, fue renovado en 2023.
Se encuentra en la zona de la antigua vidriería Boschi, motor de la economía local entre los años Veinte y principios de los Cincuenta del Siglo XX. El recorrido museístico se presenta en dos niveles posicionados bajo la chimenea de la vidriería y permite remontar la historia de la industria vidriera desde principios del Siglo XIX hasta la afirmación definitiva de la mezcla del cristal de plomo (1963) que caracterizó toda la producción de la segunda mitad del Siglo XX y permitió que Colle se conociese en todo el mundo como la Ciudad del Cristal.
Comenzando con una exposición de algunos vestigios medievales relacionados con la producción de los llamados "gambassini" (las vidrierías se conocen en Colle desde 1331), la historia cobra vida en 1820, año en que el vidriero Francesco Mathis abrió una fábrica de "cristales" en Piano, junto a la Iglesia Sant'Agostino. La producción, que más tarde pasó a manos de Giovan Battista Schmid, pronto se distinguió en Italia por la preciada calidad y pureza de su vidrio blanco. Ya en esa época de la historia, los artículos se sometían a una segunda elaboración mediante técnicas de molido y tallado.
Todavía hoy, el cristal representa una de las realidades productivas más importantes de Colle Val d'Elsa, hasta el punto de que la ciudad ha llegado a producir el 15% del cristal de todo el mundo y más del 95% de todo aquel italiano.
Las nuevas exigencias del mercado y una sensibilidad diferente han empujado a las empresas hacia una importante innovación: producir una mezcla sin plomo pero con las mismas características de brillo, transparencia y sonoridad, una investigación que sitúa a la industria del lugar a la vanguardia de la sostenibilidad, atención a la salud y la conciencia medioambiental.
El recorrido actual del museo hace hincapié no sólo en la producción y la historia del vidrio y del cristal, sino sobre todo en las personas que hicieron posible este desarrollo. Por eso, tras la narración histórica que se cuenta en el primer nivel y que concluye con la amplia sección dedicada al diseño, el nivel inferior está totalmente dedicado a las figuras profesionales que poblaron las fábricas y a sus herramientas a través de vídeos y testimonios.
La experiencia se enriquece con un evocador recorrido inmersivo construido en torno a los cuatro elementos (tierra, agua, fuego y aire), que permite ver crear el cristal pasando por las distintas etapas, desde las materias primas hasta la masa fluida incandescente y llegar a la solidificación en formas transparentes y luminosas.