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Renacimiento

Una época de oro para todas las artes, una revolución

El arte y la cultura en Toscana se perciben paseando por calles, atravesando plazas, admirando edificios, entrando en iglesias y museos: del encanto de las civilizaciones antiguas a la intensidad de la Edad Media, de la elegancia del Modernismo al estilo del arte contemporáneo. Pero el periodo que más se asocia a Toscana y que aún contribuye a su fama mundial es, sin duda, el Renacimiento: una época de oro para todas las artes, una revolución.
Situada históricamente entre mediados del Siglo XV y finales del Siglo XVI, en Toscana coincide con el apogeo del poder florentino y el ascenso de la familia Medici, cuyo mecenazgo es uno de los factores del prodigioso florecimiento del arte y la cultura.

Una efervescencia cultural que ya se vislumbraba en Florencia en las últimas décadas del Siglo XIV, con el desarrollo de las ideas del humanismo y la recuperación de los modelos clásicos, en particular por parte de Petrarca y Giotto

La ciudad se convirtió en un auténtico taller de experiencias multidisciplinares, obras de ingenio y búsqueda de nuevas formas estilísticas: surgieron figuras como aquella de Brunelleschi para la arquitectura (Instituto de los Inocentes, Cúpula de Santa Maria del Fiore, Basílica de Santo Spirito), Donatello para la escultura (David en bronce) y Masaccio para la pintura (frescos de la Capilla Brancacci). Se consagran artistas extraordinarios - Sandro Botticelli, Giorgio Vasari, Rafael Sanzio, Piero della Francesca, Lorenzo Ghiberti - hasta llegar al vértice con Leonardo da Vinci y Michelangelo Buonarroti.

La revolución del Renacimiento no se detiene en Florencia.

En Siena se realizaron edificios (Palacio Piccolomini), innovadores ciclos de pintura y escultura (los frescos de la Biblioteca Piccolomini, de Bernardino di Betto, conocido como Pinturicchio) y el pavimento "más grande y magnífico" jamás visto (las 56 incrustaciones de mármol de la Catedral).

Y además: El Palacio Piccolomini en Pienza, la Iglesia San Biagio en Montepulciano, las Murallas de Lucca.

Con la toma del poder por Savonarola y el derrocamiento de los Medici, el fermento artístico se detuvo en un principio, pero el Renacimiento siguió influyendo en el arte del Siglo XVI, y muchos artistas se trasladaron a otras ciudades italianas y europeas, difundiendo su belleza y sus ideas.

Su vibrante legado sigue brillando en la mirada de quienes visitan Toscana, en las salas de los museos y los patios de los palacios, en los detalles de las estatuas y los frescos.