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Belforte

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Barrios, calles y plazas

Un castillo donde la historia se vuelve contemporánea

Belforte es un pequeño pueblo del municipio de Radicondoli que tuvo su origen como castillo en la época altomedieval. La historia documentada de Belforte comienza, hacia 1180, con el abandono por parte de la familia Aldobrandeschi del cercano castillo de Falsini y el traslado de la sede al interior de las murallas de Belforte. En 1221 es citado como feudo de los condes Aldobrandeschi. 

Tras las disputas entre los Aldobrandeschi y Siena, Belforte se sometió a la República de Siena el 30 de agosto de 1301. No hay constancia escrita de la fundación del castillo, pero es seguro que, al igual que Radicondoli, estaba bajo la soberanía del obispo de Volterra ya en 1186, según consta en un diploma de Arrigo VI y en un juramento de los habitantes al entonces obispo Ildebrando Pannocchieschi. 

En 1251, tras la muerte del emperador Federico II, el Estado sienés devolvió las dos propiedades al conde Ildebrandino Aldobrandeschi. A finales del siglo XIII, Belforte quedó completamente sometida a Siena, cuyas vicisitudes seguirá hasta los tiempos modernos.

El Palazzo Pubblico de Belforte data de 1200. Originalmente era la casa del gastaldo (quien administraba los intereses de la corte real): el conde Aldobrandeschi, señor del castillo. Más tarde se convirtió en el Palacio Público y de Justicia. En su larga vida ha albergado muchos tipos de actividades: edificio escolar, oficina de correos, hasta su cierre y posterior reforma, que lo transformó en un lugar de rememoración y reunión para los habitantes de Belforte y de otros lugares: la Casa della Memoria l’Aquilante. La fachada está adornada con dos placas; una en recuerdo de la Liberación, la otra como testimonio de la donación con la que los habitantes de Belforte hicieron posible la apertura de la Oficina de Correos. Otro elemento importante del Palacio Público era su reloj, mencionado por primera vez en 1576. En el siglo XIX, el Ayuntamiento de Radicondoli tenía a sueldo un encargado del funcionamiento del reloj, pero en 1928 el regidor ordenó su sustitución, ya que para entonces el mecanismo había quedado inservible. El engranaje original del reloj aún se conserva en el interior del palacio y adorna la sala más alta del Aquilante.

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